sábado, 29 de diciembre de 2007

E LUCEVAN LE STELLE


Y brillaban las estrellas
y olía la tierra...
chirriaba la puerta del huerto
y unos pasos hacían florecer la arena...
Entraba ella fragante
y caía entre mis brazos...
¡Oh dulces besos, lánguidas caricias!
Mientras yo estremecido
las bellas formas iba desvelando...
Para siempre desvanecido
mi sueño de amor...
Ese tiempo ha acabado...
¡y voy a morir desesperado!
y voy a morir desesperado...
¡Y jamás he amado tanto la vida! ¡tanto la vida!

Escena Segunda del acto III de Tosca, de G.Puccini.

EL CARCELERO:
¿Mario Cavaradossi? (Mario asiente. El carcelero da una pluma al sargento) Tomad.(El sargento firma el registro,después sale con los soldados ydesciende por la escalera) (A Cavaradossi) Os queda una hora. Si necesitáis un sacerdote...
CAVARADOSSI: No; pero os pido una última gracia.
EL CARCELERO: Si puedo...
CAVARADOSSI: Dejo en el mundo a una persona querida. Consentid que le escriba unas palabras.(Quitándose del dedo un anillo) El único resto de mi riqueza es este anillo. Si me prometéis entregarle mi último adiós el anillo es vuestro...
EL CARCELERO: (Titubea un poco; luego, acepta y, señalándole que se siente a la mesa, va a sentarse sobre el banco) Escribid...
CAVARADOSSI: (Permanece pensativo, después, se pone a escribir pero, después de algunas líneas, le invaden los recuerdos, y cesa de escribir) (pensando)

Aquí va la parte en rojo, en la voz de Carlo Bergonzi.

(Rompe en sollozos y se coge la cabeza entre las manos. De la escalera viene Spoletta acompañado por el sargento y seguido de Tosca. El sargento lleva una linterna. Spoletta indica a Tosca dónde se encuentra Cavaradossi; luego con el carcelero y el sargento baja, no sin antes indicar a un centinela que vigile al prisionero.)

El libreto, http://www.terra.es/personal/ealmagro/tosca/acto1.htm
Resumen, http://www.operamania.com/sinopsis/tosca_gp.htm

martes, 11 de diciembre de 2007

EL AMENAZADO.



Es el amor.
Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes:
el ejercicio de las letras,
la vaga erudición,
el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad,
las galerías de la biblioteca,
las cosas comunes,
los hábitos,
el joven amor de mi madre,
la sombra militar de mis muertos,
la noche intemporal,
el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente,
ya el hombre se levanta a la voz del ave,
ya se han oscurecido los que miran por las ventanas,
pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz,
la espera y la memoria,
el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías,
con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

Jorge Luis Borges.